La Mora es un símbolo de tradición histórica, de
anécdotas y recuerdos porque su desarrollo va a la par de la evolución de
nuestra Máxima Casa de Estudios. Símbolo viviente que representa la unidad de
los universitarios, y que a pesar de su edad, 200 años aproximadamente, se
conserva hoy en día en la parte oriente del edificio de Rectoría.
Debido
a que numerosos alumnos tenían agradables recuerdos de la Mora, recuerdos que
algunos se expresaron en crónica y apuntes autobiográficos, o incluso en poemas,
el viejo árbol devino en símbolo del Antiguo Instituto y de la Universidad
Actual. En 1978, al celebrarse el sesquicentenario del Instituto-Universidad,
las Mora fue objeto de atención preferente debido a que se encontraba seca y
agotada. Fue el Rector Lic. Carlos Mercado Tovar quien ordenó su restauración
siendo la Facultad de Ciencias Agrícolas y en especial su entonces Director el
Agrónomo Francisco Escobedo González, quien se hizo cargo del viejo árbol,
procurando volverlo a la vida, y el milagro ocurrió: la Mora volvió a florecer
y a producir abundantes frutos durante 25 años más. La Mora es un símbolo de tradición histórica, de
anécdotas y recuerdos porque su desarrollo va a la par de la evolución de
nuestra Máxima Casa de Estudios. Símbolo viviente que representa la unidad de
los universitarios, y que a pesar de su edad, 200 años aproximadamente, se
conserva hoy en día en la parte oriente del edificio de Rectoría.
Debido
a que numerosos alumnos tenían agradables recuerdos de la Mora, recuerdos que
algunos se expresaron en crónica y apuntes autobiográficos, o incluso en poemas,
el viejo árbol devino en símbolo del Antiguo Instituto y de la Universidad
Actual. En 1978, al celebrarse el sesquicentenario del Instituto-Universidad,
las Mora fue objeto de atención preferente debido a que se encontraba seca y
agotada. Fue el Rector Lic. Carlos Mercado Tovar quien ordenó su restauración
siendo la Facultad de Ciencias Agrícolas y en especial su entonces Director el
Agrónomo Francisco Escobedo González, quien se hizo cargo del viejo árbol,
procurando volverlo a la vida, y el milagro ocurrió: la Mora volvió a florecer
y a producir abundantes frutos durante 25 años más.